NO DEJES QUE TU AUTOESTIMA LASTIMADATE DETENGA:

Una anécdota que tal vez pueda animar a alguien -cuya autoestima ha sido lastimada por cualquier motivo- a no desanimarse y seguir luchando para lograr sus metas y sueños:
A la edad de 13 anos, cuando a penas cantaba, afinado si, pero mi voz era de "raton tierno" todavía y, por supuesto, sin nada de estudio, animada por mi amiga de la infancia Irenne Coronado, cantaba precioso desde muy pequeña, participe en el concurso de canto del FESTIVAL SALESIANO JUVENTUD que se realizaba en el Colegio Don Bosco de la ciudad de Guatemala; en él participaban muchos jóvenes muy talentosos en todas las disciplinas artísticas incluidas en este concurso.

Yo participé en el áere de canto, con "Chiquitita" del grupo Abba de Suecia, uno de mis grupos musicales favorito y que, en aquel tiempo, uno de los más famosos mundialmente; cuando todavía la juventud escuchaba música muy sana. Cuando estaba en la competencia para elegir a los finalistas, a la hora de cantar la parte aguda de la cancion, se me salio un "gallito" (técnicamente se llama "ruptura") y todo el público que, en su mayoria eran jovenes varones, ser burlaron de mi.

Dicho sea de paso, no sólo se burlaron por mi "gallito", sino por mi sobrepeso, problema que he padecido desde pequeña. Me chiflaron, se rieron a carcajadas, me decían cosas humillantes. Me senti terriblemente avergonzada, por lo que termine de cantar la mitad de la canción, tomé de mal modo mi guitarra y me bajé del escenario muy enojada -más bien furiosa- fruistrada, indignada, humillada y pensando: "Ya verán estos "infelices" de lo que yo soy capaz". Omito la palabra que use realmente, por respeto a ustedes y por aquellos "cristianos" que por todo se "escandalizan".

Gracias a Dios, en ese momento en especial, me fue de gran ayuda mi temperamento cólerico (quien conoce algo sobre los temperamentos sabe de lo que hablo) porque no me dí por vencida. Esta experiencia tan negativa y bochornosa, me sirvio en una forma positiva para luchar por conseguir mi sueño de cantar bien.

No me desanimaron las burlas y los comentarios de los jovenes en el Colegio Salesiano Don Bosco aquella tarde allá por los años 70´s, ni minaron mi autoestima. Con tenacidad y perseverancia, segui estudiando y trabajando por conseguir mi meta. Cuando cumplí quince años, en lugar de pedir que me enviaran a Europa, como se estilaba en esa época en mi país, pedí a mis papás que me regalaran un piano. Empecé entonces a tomar clases de canto y piano. No sabia en ese momento que el Senor estaba trabajando y afinando mi talento, mi voz, para poderlo glorificar solo a El más adelante y para llevar su Evangelio a muchas naciones y pueblos.